Caytlin se fue a su casa, no tenía nada qué hacer, así que cogió su ordenador a ver si encontraba algo que hacer. Entró en facebook y cómo siempre, vio las fotos de todos sus contactos de cuando estaba en el instituto juntos, recordó lo mal que lo pasó por ser siempre la marginada de la clase.
Recordó las horas que pasó llorando en silencio, los cortes en sus muñecas, los muchos malos hábitos que adoptó únicamente con el fin de acortar su vida. Las muchas píldoras que consumía diariamente. Lo mal que lo pasó no era normal. Miró alguna que otra foto de sus contactos hasta que vio una, era la foto de grupo que se hicieron en último curso, leyó los comentarios, críticas. Hacia ella, hacia María y hacia los que eran distintos.
Esos comentarios la afectaron cómo si tuviera quince años. Decidió apagar el ordenador, no podía seguir así. No quería volver a pasar por todo aquello, ella sabía lo que era ser criticada y acto seguido sentirte mal contigo mismo. Las críticas nunca la afectaron realmente, hasta que cumplió trece años. Qué gran infierno pasó.
Recordó perfectamente todas las veces que se sintió mal. Sabía exactamente el primer día que se cortó. Sabía también cual fue el primer día que cayó rendida a causa de unas pastillas de más. Recordó el primer cigarro que se fumó y el primer trago a una botella de vodka que dio.
Su vida nunca había sido perfecta en lo que a lo personal se refería. No fue feliz durante su adolescencia, sus compañeros de clase le habían arrebatado la adolescencia.
Fue a lavarse la cara para despejarse un poco. Miró sus manos, esas manos esqueléticas de piel blanca. Se le transparentaban las venas. Se miró al espejo. Blanca, cómo de costumbre, su color de enferma se mantenía ahí.
Fue a dar una vuelta por la ciudad. Cuando volvió habia una mujer extrañamente familiar en su puerta.
-Buenas tardes, señora ¿Desea algo?-dijo Caytlin amablemente.
-Sí, me gustaría hablar con Caytlin Grayson.
-Soy yo, ¿Qué ocurre?
-Tengo información. Información que tú deseas-dijo la mujer.
-De acuerdo, hable.
-No, pequeña. Ésta noche, cuatro de la mañana, el callejón junto a la ferretería.
Caytlin la miró extrañada, aceptó y la mujer se fue. Entró en casa, se sirvió algo de beber, no sabía a qué se refería esa extraña mujer. Presentía que tenía algo que ver con el asunto de María y sus presentimientos rara vez eran incorrectos. Le resultaba extremadamente fácil darse cuenta de las cosas. Decidió echar una siesta. Preparó una alarma para las cuatro menos diez de la madrugada para poder ir al callejón.
HOLAAAAAAAA BUENO CIELO QUE ESTOY DESEANDO QUE SUBAS SIGUIENTE PORQUE YA ME AS DEJADO CON LA INTRIGA TSSSS BUENO CARI TE QUIERO MUSHO SI? ME ENCANTA LA NOVE *-* ES PERFECTA :)) SIGUIENTE OK;) JEJE
ResponderEliminarEl siguiente capítulo ya está subido, cómo sabrás no son muy largos pero prefiero que sean así, ya sabes para dejar la intriga en el aire... Yo también te quiero mucho, me alegro de que te guste, eres de gran ayuda leyéndola, aunque si pudieras recomendarla me serías de gran ayuda. (:
ResponderEliminarlo are cielo, si quieres puedo crear el evento en tuenti y pasarselo a todos mis amigos y luego cuando tu puedas tambn lo pasas vale?
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