domingo, 2 de junio de 2013

Capítulo 5. Ríndete, nunca serás lo suficientemente buena.

A las cuatro Caytlin estaba en el sitio acordado. No se imaginaba nada de lo que iba a venirle encima.
La mujer apareció diez minutos después, se disculpó por el retraso pero no venía sola. Iba con un hombre. Alto, delgado, de expresión muy seria. Él la miró, analizándola.
-Bueno, Caytlin, supongo que querrás tu información. Pero ten ésto...-dijo entregándole unos papeles.
Eran dibujos, fotos, de su clase. La promoción que la acompañó desde que tenía trece años. En ninguna de aquella fotos que se suponía que eran de cuando la gente salía los viernes salía ella.
-Mira esas fotos, Caytlin, ¿Reconoces esas caras? Claro que sí. Son las caras de las personas que te hicieron sentir mal contigo misma. ¿Qué sientes hacia todos ellos? ¿Ira? No. Sientes envidia de que ellos pudieron ser felices y tú no. Pero que te marginaran no fue culpa de ellos... Todos tenemos un listón de la gente que tiene que andar con nosotros. No eras de su estilo. No lo eres.
-De aquella todavía no era gótica.
-Ya, pero tampoco eras buena. Sé que tú deseabas estar con todos ellos, ser popular -continuó la mujer mientras daba vueltas a su al rededor.- No lo fuiste, pobre Caytlin.
-¡Cállese! ¡Usted no sabe nada! -gritó Caytlin.
-Sé mucho más de lo que tú te crees, niñata insolente. ¿Sabes que sé? Que tú no vales nada. Ríndete, nunca serás lo suficientemente buena.
-¿Qué está insinuando?
-Sé el por qué de todos tus malos hábitos, inconscientemente quieres acabar con tu vida, se ve en esa mirada triste que tienes... Ya no tienes ganas de seguir adelante, las personas más importantes abandonaron tu vida... María, tus padres y ese chico, Alex.
-Mis padres no me abandonaron -replicó Caytlin.
-No literalmente pero ya no te trataban cómo antes. Qué triste es tu vida, pequeña. Acaba ya con todo. Unas pastillas para dormir de más, un corte profundo en tu muñeca izquierda, un salto desde tu ventana... Cualquier cosa vale, pero termina ya con todo.
-No lo haré, no por ahora. Usted no es nadie, cállese, es sólo una vieja desagradable que sólo quiere que me rinda porque usted esconde algo que no quiere que yo descubra.
La mujer le dio una bofetada a Caytlin.Caytlin no lo dudó dos veces y le dio una a ella y salió corriendo, le costaba correr con los zapatos que llevaba pero lo intentó, corrió cómo si su vida dependiera de ello, corrió hasta que sintió la necesidad de parar. Le dolían demasiado las piernas, estaba tosiendo mucho, fumar empezaba a pasarle factura. Cuando recuperó un poco el aliento miró en todas las direcciones a ver si la seguían, vio que no. Comenzó a caminar más tranquila hacia su casa.
Entró en su casa y cerró puertas y ventanas, no se sentía segura, esa mujer le había dado mala espina desde el principio. La bofetada no fue sólo eso, sabía que esa mujer quería que dejara de investigar sobre María, sino lo hacía, probablemente la matase.
Aquella noche, o lo que quedaba de ella, Caytlin no durmió, no se sentía dispuesta a dormir sabiendo que había personas que la querían muerta. Y que harían todo lo posible por conseguirlo.
Pensó en las palabras de aquella mujer, la habían calado hondo, no creyó que aquella mujer fuera a saber tanto sobre ella, sobre su infancia y adolescencia, sobre Alex.
Recordó a Alex. Un chico guapo, alto, musculoso, con una cara adorable. Recordó que se enamoró perdidamente de él. También recordó cómo lo habían dejado. Él le pidió un día o dos, al día siguiente se lió con otra.
Caytlin juraría que seguía saliendo con aquella chica. Pero no estaba segura, no los tenía agregados en facebook ni era amiga de ellos. Sólo sabía que la chica y él salian en muchas fotos de gente de la clase.
Supuso que no se volverían a ver, se equivocaba, Alex volvería a aparecer por su vida poco después.
Cuando por fin se hizo de día, se sentía bastante más segura. No entendió el por qué. Supo que si quería encontrar respuestas a quien era esa mujer debía acudir a hablar con Billy. Le alegró tener una excusa para presentarse en su casa. Billy era un buen hombre a pesar de todo.

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